Las pulgas no descansan, ni siquiera en invierno, y pueden llegar a tu gato aunque nunca salga de casa. Un simple contacto con un perro o incluso con la ropa de una visita es suficiente para que estos parásitos invadan su pelaje. Por eso, el uso regular de pipetas para gatos no es un lujo, sino una necesidad.
Más allá de la molesta picazón, una infestación puede provocar reacciones alérgicas, infecciones graves e incluso anemia en casos extremos. Para mantener a tu gato protegido, es fundamental elegir una pipeta antipulga para gatos y aplicarla en el momento justo. Las pipetas para gatos ofrecen un mes de protección, mientras que los collares antipulgas pueden mantener alejados a estos invasores entre 3 y 8 meses, una gran opción para quienes buscan una solución más duradera.
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